13 junio 2009

Elogio fúnebre de Graham Chapman

Graham Chapman, uno de los miembros de Monty Python (el que hacía de Brian en la vida de Brian) falleció en 1989. El discurso que uno de sus compañeros de Monty Python, John Cleese, dió en su funeral fue un ejemplo de lo que no se suele hacer en estas ocasiones, aunque (en mi opinión) se debería: recordar con alegría la vida de la persona que nos deja en lugar de insistir en la pena de que se haya ido.


Lo he traducido de una trascripción del original, he omitido alguna referencia oscura a personalidades de la televisión británica de la época y me he permitido un par de licencias al adaptar algunas expresiones al español. Aquí la tenéis:

Graham Chapman, co-autor del sketch del loro muerto, ya no existe.

Ha pasado a mejor vida, descansa en paz. Ha estirado la pata, picado el billete, mordido el polvo, la ha diñado, ha exhalado su último aliento y ha ido a reunirse con el Director General de Espacios de Entretenimiento en el cielo. Y supongo que lo que todos estamos pensando es que es muy triste que una persona de tal talento, de tal capacidad para la gentileza, de tan inusual inteligencia deba dejarnos a la temprana edad de cuarenta y ocho años, antes de que haber alcanzado muchas de las cosas de las que era capaz, y antes de haberse divertido suficiente.

Bueno, ahora siento que debería decir "chorradas, que le aproveche al cabrón aprovechado este, ojalá se fría"

Y la razón por la que siento que debería decir esto es porque él nunca me habría perdonado si hubiera dejado pasar esta gloriosa oportunidad de tomaros el pelo en su honor. Lo tenía todo salvo buen gusto innato. Podía oirlo susurrarme al oido anoche mientras escribía estas palabras:

"Muy bien Cleese, sé que te enorgulleces de ser la primera persona que dijo 'mierda' en la televisión británica. Si este servicio es realmente para mí, para empezar, quiero que te conviertas en la primera persona en decir 'joder' en un funeral británico"

Y, veréis, el problema es que no puedo. Si él estuviera aquí probablemente tendría el valor de hacerlo porque él siempre me animaba. Pero la verdad es que me faltan sus pelotas y su espléndida rebeldía. Así que tendré que contentarme con decir solamente 'Betty Marsden'...

Sin embargo, personas de espíritu más audaz y menos inhibido que el mío vendrán a continuación: Jones, Idle, Gilliam y Palin. Solo el cielo sabe lo que, en la siguiente hora, se cometerá en nombre de Graham. Pantalones caídos, blasfemos sobre zancos saltarines, espectaculares grabaciones de pedos en alta velocidad, incesto sincronizado. Uno de los cuatro está planeando meterse por el ojete un ocelote muerto y una máquina de escribir Remington de 1922 al ritmo del segundo movimiento del concierto para cello de Elgar. Y eso es solo la primera mitad.

Porque, sabed, Graham lo habría querido así. De verdad. Lo tenía todo salvo buen gusto. Y eso es lo que recordaremos siempre de él, aparte, por supuesto, de su Olímpica extravagancia. Era el príncipe del mal gusto, le encantaba escandalizar. De hecho, Gray, más que ninguna persona que haya conocido, encarnaba y simbolizaba todo lo más ofensivo y juvenil de Monty Python. Su deleite en tomarle el pelo a la gente le condujo a cometer cada vez barbaridades más grandes. Me agrada pensar en él como un pionero que abrió el camino para los futuros escandalizadores que vendrán.

Recuerdo algunas cosas ahora. Recuerdo escribir con él el sketch de la funeraria y la frase que me sugirió: "de acuerdo, nos comeremos a su madre, pero si después se sintiera mal por ello siempre podemos cavar una tumba y vomitar en ella".

Recuerdo que en 1969, mientras escribíamos en el apartamento que entonces compartíamos Coonie Both y yo, él descubrió el jueguecito de escribir palabras obscenas en pequeños trocitos de papel que disimuladamente colocaba en lugares estrátegicos de la casa, obligandonos a Connie y a mi a desesperadas búsquedas de último minuto siempre que esperabamos invitados importantes.

Lo recuerdo en las fiestas de la BBC, andando a cuatro patas y restregandose cariñosamente contra las piernas de ejecutivos trajeados y mordisqueando las pantorrillas femeninas más apetitosas.

Recuerdo que fue invitado a hablar en la Oxford Union y que acudió a la cita vestido de zanahoria: un ajustado disfraz naranja coronado por un gran penacho verde. Y cuando llegó su turno, no dijo nada. Solo se quedó veinte minutos de pie, sonriendo dulcemente. Ha sido la única ocasión en el mundo en que un hombre mudo ha conseguido incitar un tumulto.

Magnífico ¿verdad? El encanto de escandalizar no es lo mal que puedas hacer sentir a algunos, si no que proporciona a otros una alegre y fugaz liberación, al mostrar que las reglas sociales que tan terriblemente restringen nuestras vidas no son tan importantes.

Gray ya no puede hacer nada de esto por nosotros. Se ha ido, es un ex-Chapman. Todo lo que queda de él son los recuerdos, pero pasará algún tiempo antes de que se desvanezcan.
Añadiré que, después de este elogio, todos cantaron Always look on the Bright Side of Life :)

Me parece unas palabras muy bonitas para despedir a un amigo. Perdón por postear cosas siniestras!

3 comentarios :

  1. Buenísima la traducción! Nunca había leído entero el elogio. En youtube hay un fragmento del principio, y la canción que cantaron al final: http://www.youtube.com/watch?v=fsHk9WC7fnQ. Como podéis ver, la gente se estaba partiendo de risa con el discurso de John Cleese :).

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  2. Fantástico.

    Me ha encantado la broma de los papelitos con obscenidades y el discurso mudo vestido de zanahoria, es estupendo.

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  3. La verdad es que no tenía conocimiento de tal discurso efectuado por uno de los Monty Python para despedir a uno de sus compañeros, pero ciertamente no había mejor discurso que pudiera dar. Como se diría ... cómicos hasta la muerte :P

    Lo del "discurso" vestido de zanahoria tuvo que ser como para verlo en directo, vamos XD

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