29 octubre 2009

WTF: El robot esférico

Ya que se me ha pasado un poco la mala leche, os dejo el enlace que me pasó Pedro el otro día. Cuando lo ví no me lo podía ni creer:



Decir que es exactamente igual que nuestro proyecto de clase es quedarse corto. La única discrepancia es la diferencia de medios (no vamos a comprar la tecnología al alcance en el MIT con una bola de hamster y un coche teledirigido de los chinos, que fue lo máximo a lo que pudimos aspirar) pero los principios son exactamente los mismos, y el diseño es exactamente igual. Nuestro objetivo con la "Sphera" fue el de crear un juguete, aunque ya indicamos en el anexo del trabajo que se trataba de un diseño modular que podía tener varios objetivos, entre ellos la exploración, al poder integrársele una cámara e impermeabilizarlo.

Como me dijo Pedro, hay que ver la falta de visión que tienen en la UMA, y la poca importancia que le dan a la carrera de Diseño. No hay más que ver el alcance que una simple idea puede tener en otro país...

Vía: Microsiervos y Popular Mechanics

12 octubre 2009

Sabor a historia

Hola, comensales de lo curioso.

Estaba yo teniendo hambre el otro día y pensé "¿habrá tenido la gente hambre siempre?" Pues claro que sí ¿qué clase de pregunta es esa? Sin embargo no todas las personas la han saciado igual: ha habido visionarios que han tomado esta oportunidad para crear recetas espectaculares a su medida y darle la vuelta a las existentes a su antojo ¡Este es el post de algunas recetas históricas!

Chateando el otro día con Pedro sobre Shawarmas y Kebabs, y combinando lo que me dijo él con mis investigaciones llegamos a la conclusión que tienen ascendencia distinta: al döner kebab (carne que da vueltas) o shawarma se le asigna un origen turco, pero ciertamente es un invento alemán, que tomó la receta persa y la adaptó a los gustos occidentales. El Kebab (literalmente "carne a la parrilla") tiene origen iraní y no se sirve con pan, sino con arroz y verduras asadas. Éste es, digamos, el origen de la receta. Sin embargo la forma de prepararlo pervierte el producto según el país donde se consuma.


Para el conde John Montagu, jugador de naipes habitual, mancharse los dedos con su embutido era cosa de plebeyos ingratos, así que, ni corto ni perezoso, ordenó a su mayordomo que trajera sendas rebanadas de pan para cubrir su tentempié. La cosa tuvo mucho éxito entre sus colegas y la "receta" fue llamada como su creador, el conde de Sandwich (y no, su condado no estaba cubierto de pan).

Curiosa la historia de la Tarta Sacher (o sachertorte), creada por Frank Sacher en Budapest, aunque su consagración como repostero llegó en Viena, donde abrió una tienda de delicatessen. Cómo estaría de buena la tarta que su hijo Eduard la utilizó como insignia para crear su cadena de hoteles: Hotel Sacher. La cosa funcionó (y tanto) y tanto dinero generó que hoy en día aún hay disputas sobre los derechos de la receta, que se dividen entre los descendientes "reposteros" y los descendientes "hosteleros". La de los primeros se llama "Eduard Sachertorte" y la de los segundos "Original Sachertorte".

Disputas hay también en el origen de la ensalada César: unos lo atribuyen al chef César Cardini y otros a uno de los empleados que trabajaban en su cadena de hoteles: Livio Santini. Ya sea por el hotel o por el autor, el nombre de esta ensalada. Sí que está claro por qué la Pizza Margarita se llama así, y es que fue un regalo a la reina Margarita de Saboya de un peazo de pizzero como la copa de un pino que versionó la típica pizza con tomate (uf, qué explosión de sabor) con queso y albahaca, emulando los colores de la bandera de Italia.



Y para terminar con una receta nuestra tenemos el Cocido Madrileño (bueno, nuestra nuestra no, española me refiero). No se si sabéis que el cocido madrileño tiene "tres platos" en uno: el caldo, los garbanzos y la pringá. Pues bien, cuando los franceses invadieron la península, los españoles, pensando que en cualquier momento podrían ser sorprendidos por los galos y perder sus posesiones y su comida, decidieron comerse el cocido en orden inverso: primero la carne (que era lo más caro), después los garbanzos y por último el caldo, por si se tenían que llevar algo que se llevaran lo que menos costara.

Bueno, espero que os haya abierto el apetito, o por lo menos espero no haber abierto la puerta al infierno ¡hasta otra!